El ser humano desde que nació se ha ido adaptando a una
necesidad para proseguir con su modo de vida y en busca de su desarrollo.
Las condiciones de vida han ido mejorando con el paso del
tiempo debido a desarrollos tecnológicos en diversos sectores como la industria
o el sector servicios.
La sociedad de consumo ha generado profundos cambios
culturales, los cuales han vaciado de contenido, términos y conceptos, que
anteriormente eran de fácil manejo para el común de los hombres. En efecto,
después de la Segunda Guerra Mundial la imagen del hombre sufrió una mutación
simbólica, y la mayoría de los seres humanos fue convertida en “el hombre
necesitado” (Iván Illich). En esta categoría se incluyó, al menos a las dos
terceras partes de los habitantes de la Tierra. Así, aceptamos que nuestra
condición humana fuera definida por la dependencia a bienes y servicios;
dependencia a la que llamamos necesidad. Dicho de otra manera, nos subordinamos
a la economía y tecnología que nosotros mismos hemos creado y desarrollado.
Desde que nacemos el ser humano ya realiza actividades económicas.
Cuando éramos jóvenes quien no le ha pedido 1€ a sus padres
para chucherías o quien no pronuncio la famosa frase: “mama cómprame eso".
Con cosas así desde niños contribuimos a un desarrollo económico.
La etapa de la juventud en términos económicos hablando la
podemos denominar como una etapa de desarrollo. Los patrones financieros que
adquirimos en la edad adulta son un reflejo de la educación que nos han dado
nuestros padres o tutores. Por ello, es muy importante introducir una educación
financiera desde los primeros años de vida.
Ya que cuando somos jóvenes nuestros padres pueden empezar a
darnos términos y conocimientos de campos como el ahorro.
Por ejemplo, “nos queremos ir a euro Disney este verano”,
pues todos los meses metemos las monedas de 1€ en un bote hasta que llegue el momento
de realizar el viaje. Es uno de los miles ejemplos de economía que se puede
inculcar a los niños desde pequeños.
La etapa de la adolescencia es una etapa en la que comienza un desarrollo
profesional:
Es cierto que en la mayoría de los casos durante esta etapa
el 100% de los gastos de formación y otros son aportados por los padres.
En la adolescencia comenzamos a tener nuestros propios
gastos para los que necesitamos recursos económicos. En países como Estados
Unidos, los jóvenes financian sus estudios a cambio de trabajo, contribuyendo
así a la economía familiar. Lamentablemente, en nuestro país esta tendencia
todavía está poco difundida. Pero una herramienta muy buena para conseguir un
resultado similar es utilizar el método motivador de ‘la paga’. Un educativo
hábito para su cercana emancipación.
Edad adulta; ruta financiera en solitario
Convertirse en una persona económicamente independiente es
uno de los pasos más importantes que damos en nuestra vida y es que la
sensación de libertad y desapego comienza justo aquí. Dentro de la etapa adulta
podemos distinguir dos fases: la inicial y la de desarrollo.:
·
En la inicial, se busca la estabilidad laboral a
la vez que se deben formar unos patrones de ahorro que nos ayudarán a cumplir
nuestras metas en la siguiente fase de crecimiento.
·
El periodo de desarrollo será cuando tomaremos
una de las decisiones más importantes de nuestra vida financieramente hablando,
como es la compra de un hogar. Por otro lado, también es en este momento cuando
decidiremos si queremos formar nuestra propia familia. La mayor parte los
gastos en esta fase van enfocados en cubrir las necesidades de la economía
doméstica.
Etapa 4ª de consolidación profesional
en la que ya poseemos una economía más estable, aunque siempre mejorable y ya
en esta etapa por lo general entre los 55 y los 65 años ya vamos con
previsiones de futuro, es decir, esta etapa es importante porque es un momento
de menos gastos para incrementar nuestra hucha de ahorro con vistas a la etapa
de madurez y jubilación.
Las estadísticas dicen que
durante esta etapa los bienes y productos que se consumen responden más a un
capricho que a una necesidad.
Ultima etapa: La madurez;
libertad financiera y disfrute
En una situación ideal siguiendo los patrones financieros marcados, deberíamos tener suficiente dinero ahorrado tanto para hacer frente a imprevistos como para poder vivir con seguridad y libertad financiera, aunque es cierto que no siempre se consigue. Digamos que, cuando decidimos jubilarnos, es porque queremos disfrutar de nuestro tiempo libre de una forma tranquila y holgada. Y para ello debemos recoger los frutos que hemos sembrado a lo largo de toda una vida.
Buen trabajo 👍
ResponderEliminar