sábado, 6 de marzo de 2021

Desde pedir un euro a tener que ganarlo

 

El ser humano desde que nació se ha ido adaptando a una necesidad para proseguir con su modo de vida y en busca de su desarrollo.

Las condiciones de vida han ido mejorando con el paso del tiempo debido a desarrollos tecnológicos en diversos sectores como la industria o el sector servicios.

La sociedad de consumo ha generado profundos cambios culturales, los cuales han vaciado de contenido, términos y conceptos, que anteriormente eran de fácil manejo para el común de los hombres. En efecto, después de la Segunda Guerra Mundial la imagen del hombre sufrió una mutación simbólica, y la mayoría de los seres humanos fue convertida en “el hombre necesitado” (Iván Illich). En esta categoría se incluyó, al menos a las dos terceras partes de los habitantes de la Tierra. Así, aceptamos que nuestra condición humana fuera definida por la dependencia a bienes y servicios; dependencia a la que llamamos necesidad. Dicho de otra manera, nos subordinamos a la economía y tecnología que nosotros mismos hemos creado y desarrollado. 


Desde que nacemos el ser humano ya realiza actividades económicas.

Cuando éramos jóvenes quien no le ha pedido 1€ a sus padres para chucherías o quien no pronuncio la famosa frase: “mama cómprame eso". Con cosas así desde niños contribuimos a un desarrollo económico.

La etapa de la juventud en términos económicos hablando la podemos denominar como una etapa de desarrollo. Los patrones financieros que adquirimos en la edad adulta son un reflejo de la educación que nos han dado nuestros padres o tutores. Por ello, es muy importante introducir una educación financiera desde los primeros años de vida.

Ya que cuando somos jóvenes nuestros padres pueden empezar a darnos términos y conocimientos de campos como el ahorro.

Por ejemplo, “nos queremos ir a euro Disney este verano”, pues todos los meses metemos las monedas de 1€ en un bote hasta que llegue el momento de realizar el viaje. Es uno de los miles ejemplos de economía que se puede inculcar a los niños desde pequeños.

 

La etapa de la adolescencia es una etapa en la que comienza un desarrollo profesional:

Es cierto que en la mayoría de los casos durante esta etapa el 100% de los gastos de formación y otros son aportados por los padres.

En la adolescencia comenzamos a tener nuestros propios gastos para los que necesitamos recursos económicos. En países como Estados Unidos, los jóvenes financian sus estudios a cambio de trabajo, contribuyendo así a la economía familiar. Lamentablemente, en nuestro país esta tendencia todavía está poco difundida. Pero una herramienta muy buena para conseguir un resultado similar es utilizar el método motivador de ‘la paga’. Un educativo hábito para su cercana emancipación.

 

Edad adulta; ruta financiera en solitario

Convertirse en una persona económicamente independiente es uno de los pasos más importantes que damos en nuestra vida y es que la sensación de libertad y desapego comienza justo aquí. Dentro de la etapa adulta podemos distinguir dos fases: la inicial y la de desarrollo.:

·         En la inicial, se busca la estabilidad laboral a la vez que se deben formar unos patrones de ahorro que nos ayudarán a cumplir nuestras metas en la siguiente fase de crecimiento.

·         El periodo de desarrollo será cuando tomaremos una de las decisiones más importantes de nuestra vida financieramente hablando, como es la compra de un hogar. Por otro lado, también es en este momento cuando decidiremos si queremos formar nuestra propia familia. La mayor parte los gastos en esta fase van enfocados en cubrir las necesidades de la economía doméstica.

 

Etapa 4ª de consolidación profesional en la que ya poseemos una economía más estable, aunque siempre mejorable y ya en esta etapa por lo general entre los 55 y los 65 años ya vamos con previsiones de futuro, es decir, esta etapa es importante porque es un momento de menos gastos para incrementar nuestra hucha de ahorro con vistas a la etapa de madurez y jubilación.

Las estadísticas dicen que durante esta etapa los bienes y productos que se consumen responden más a un capricho que a una necesidad.

 

Ultima etapa: La madurez; libertad financiera y disfrute

En una situación ideal siguiendo los patrones financieros marcados, deberíamos tener suficiente dinero ahorrado tanto para hacer frente a imprevistos como para poder vivir con seguridad y libertad financiera, aunque es cierto que no siempre se consigue. Digamos que, cuando decidimos jubilarnos, es porque queremos disfrutar de nuestro tiempo libre de una forma tranquila y holgada. Y para ello debemos recoger los frutos que hemos sembrado a lo largo de toda una vida.







 


jueves, 4 de marzo de 2021

LAS ETAPAS DE LA VIDA EN RELACIÓN A NUESTRAS NECESIDADES ECONÓMICAS

A pesar de que las personas tienen entre sí vidas muy diferentes, incluso en un mismo ámbito geopolítico, siempre podemos encontrar puntos de similitud entre todas ellas. Entre estos puntos comunes, sin duda, identificamos algunos patrones habituales o comunes  en el ámbito de las necesidades económicas. Por tanto, podemos desarrollar una exposición con la que, ya sea en mayor o menor medida, la gente se vea identificada.

Guiándonos en parte por el análisis de datos estadísticos podemos separar nuestra vida en diferentes ciclos, pero no olvidemos que a pesar de los datos estadísticos consultados esto no deja de ser un artículo con unas conclusiones genéricas  y con cierto grado subjetividad, y que  en muchos aspectos variarán según el individuo.

Desde mi punto de vista nuestra vida económica la podemos desglosar en las siguientes fases:

  • La primera etapa comenzaría en el instante en el que nacemos y abarcaría hasta el momento en que cumplimos la mayoría de edad. Durante el transcurso de todo este periodo realmente no tendríamos ninguna actividad u obligación económica ya que son nuestros padres los responsables de proporcionarnos todo aquello que necesitamos y de cubrir nuestros gastos. A pesar de ello, siempre resultaría interesante llevar a cabo ejercicios o practicas de ahorro para entender su funcionamiento y su importancia.
  • La segunda fase podríamos situarlas en personas que van desde los 18 a los 23 años. En este grupo se encontraría aquellas personas que tienen ya edad legal para trabajar y  poder así generar ingresos propios, sin la supervisión de ningún adulto. Sin embargo, los individuos que se encuentran en esta etapa de la vida mayoritariamente se encuentran realizando estudios no universitarios, universitarios o de post-grado. Por ello, a pesar de poder hacer frente a algunos de sus gastos suelen tener detrás a otra persona que les ayuda a afrontar el restante de sus deudas.
  • Continuando con este ciclo, nos encontramos con el grupo de sujetos que se encuentran entre los 23 y los 31 años. Las personas de este grupo ya empiezan a trabajar, es decir, a formar parte de la población ocupada y por tanto a ser económicamente independientes de sus progenitores. Aquí los ingresos que se generan se destinan a la adquisición de una vivienda o un vehículo por medio de préstamos; y una vez estos han sido amortizados, comienza el ahorro. En ocasiones este ahorro está destinado a un uso próximo, pero también puede estar planificado para un uso futuro más lejano, como es el caso de los planes de pensiones.
  • De esta fase pasamos a la siguiente que está integrada por personas cuya edad oscila entre 31 y 55 años. En esta etapa la gente es cuando comienza a formar una familia, proyecto al que normalmente se destinan esos ahorros que mencionaba en el párrafo anterior. Tenemos que pensar que a partir del nacimiento de los hijos los ingresos generados por la unidad familiar son los mismos y se dividen entre más miembros, disminuye la renta por individuo de la unidad familiar. A partir del momento en el que las personas tienen hijos a su cargo aumentan sus responsabilidades  en distintos ámbitos, y  por supuesto en el ámbito económico que es el que nos preocupa en este artículo. No obstante, esto no debe implicar que dejemos de ahorrar, sino todo lo contrario, es más que recomendable destinar parte de nuestros ingresos con la finalidad de crear un colchón, fondo o reserva que nos garantice cierta estabilidad económica y capacidad de hacer frente a imprevistos sin poner en riesgo la economía familiar.
  • Tras este tramo del ciclo nos hayamos ya en el que discurre entre los 55 hasta los 65 años. En este es posible que aún tengamos que hacernos cargo de los gastos originados por nuestros vástagos, pero ya dependerá de cada familia en particular. Aún así nuestra economía cambiará porque nuestros ingresos probablemente sean más elevados que al comienzo de nuestra vida laboral y porque nuestra situación financiera será más solvente al encontrarnos con menos o ninguna deuda a la que hacer frente. Entonces llega el momento de ahorrar de nuevo o de incrementar el porcentaje de ahorro si ya estábamos ahorrando (seguramente ahora manejando mayores cantidades de dinero resultado de mayores ingresos y de la disminución de gastos). Este ahorro estará destinado a nuestra futura retirada del mercado laboral. 
  • Tras la jubilación del individuo, este se embarca en la última etapa de este ciclo. Las personas que se encuentran en esta fase son aquellos que tienen 65 o más años, y en esta misma se hallarán hasta el fallecimiento del sujeto. Durante el transcurso de esta etapa cada uno de los miembros que están en ella no tiene más obligaciones económicas que las que genera vivir, generalmente no tienen personas a su cargo y tienen un nulo endeudamiento. Por lo que podrán destinar todo su capital a realizar las actividades que deseen.

Después de esto queda demostrada la utilidad y la importancia que tiene la economía personal, es decir la planificación de nuestros gastos e ingresos, a través de herramientas como el presupuesto familiar y el ahorro, sobre todo al relacionarlo con las diferentes etapas de la vida, ya que como hemos señalado encontramos en ella una herramienta muy beneficiosa para lograr mejorar nuestro bienestar y nuestro nivel de vida.