martes, 5 de mayo de 2020

¿Todo fluye?


¿Cómo es posible que una materia se altere de repente para convertirse en algo completamente distinto?
Heráclito y Parménides son dos filósofos de la antigua Grecia y son dos referencias de la historia del pensamiento. Ambos se plantearon la gran pregunta: ¿cómo conocer un mundo que, aparentemente, no cesa de cambiar?
Estos filósofos de la colonia griega de Elea en el sur de Italia se preocuparon por este problema del cambio y por cuestiones similares .
Parménides pensaba que todo lo que hay ha existido siempre.
Para Parménides, lo común a la existencia es su persistencia en el Ser. Cuanto existe no ha podido surgir del No-Ser, de la nada, puesto que de ella nada se crea. Nada puede surgir de la nada, pensaba Parménides. Y algo que existe, tampoco se puede convertir en nada. Pensaba que ningún verdadero cambio era posible. No hay nada que se pueda convertir en algo diferente a lo que es exactamente.
Aunque Parménides estaba pensando en la material, en el ser de la naturaleza (physis), pero intentemos por un momento,plantearnos preguntas similares respecto a lo que es y no es nuestro modelo educativo actual: ¿Es posible que el modelo educativo, que hasta el 13 de marzo de 2020 conocíamos, se altere de repente para convertirse en algo completamente distinto? ¿Puede el modelo educativo a partir del Covid-19 sufrir un verdadero cambio? siguiendo a Parménides tendríamos que pensar que ningún verdadero cambio es posible. Ya que para Parménides el Ser nunca cambia, no tiene principio ni fin es eterno e inmutable.
Parménides de Elea 
Por otra parte y aparentemente en las antípodas del pensamiento de Parménides encontramos a Heráclito de Éfeso.
Heráclito pone su atención en el fluir continuo de todo lo concreto y el cambio constante como condiciones fundamentales de la experiencia sensible humana.
TODO FLUYE, dijo Heráclito. Todo está en movimiento nada dura eternamente. Se atribuye a Heráclito, por uno de sus fragmentos recopilados, la famosa frase de que una persona no puede bañarse en el mismo río dos veces, puesto que el río y la persona no son los mismos.
Por tanto, se abre la posibilidad de que siempre somos otros, de que estamos surgiendo a cada instante.
Si pensamos ahora en nosotros, los alumnos y docentes, como si fuéramos el bañista que se sumerge en el río, y si imaginamos las aulas como el río, se abre la posibilidad de que surja en el siguiente instante(post-covid ) un nuevo nosotros más libre y ligero y que experimentemos el río (las aulas) de una manera menos estática, inmutable y eterna, sino como algo en continuo cambio, en continua transformación, en continua contradicción.
Como diría Luis Eduardo Aute: "Que el pensamiento no puede tomar asiento, que el pensamiento es estar siempre de paso, de paso, de paso".
Esto supone que el pensamiento (el razonamiento) debe estar en permanente construcción y que por tanto, hay pocas certezas definitivas. Conocerse es empezar a corregirse. Y corregirse es empezar a cambiar.
Espero experimentar con ilusión esa nueva realidad que nos espera a todos a partir del próximo septiembre.
Teresa SV



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